Dormir y soñar es un comportamiento cerebral universal, es una necesidad básica del ser humano, y es fundamental para completar el desarrollo de la estructura cerebral. Siendo el sueño un componente primordial para la salud física y mental, debe de estar estrechamente relacionada con cualquier intervención clínica que se realice, pues la recuperación será más rápida y efectiva… por lo que un cerebro que no duerme, no funciona del todo bien en las actividades diarias o en las funciones ejecutivas.

Durante el sueño nuestro cerebro consolida las memorias más importantes y hace su propio mantenimiento, elimina los productos tóxicos generados mientras estamos despiertos y limpia, entre otras cosas, el beta-amiloide, el material de las placas seniles, una de las características distintivas de la enfermedad de Alzheimer.

Al hablar sobre el sueño nos referimos al estado en el que una persona se encuentra en completa relajación. El sueño como una función fisiológica, se define como el estado de inconsciencia del que puede ser despertada una persona mediante estímulos sensitivos o de otro tipo. Su principal función es restablecer los equilibrios naturales entre los centros neuronales.

El sueño se divide en dos fases: Sueño MOR (movimiento ocular rápido) que es la fase en la que el cerebro permanece activo y es la fase más corta, y el sueño no MOR que es la fase tranquila y profunda del sueño y la más larga, y a su vez esta fase se divide en 4 etapas.

Las etapas del sueño de la fase no MOR se distinguen de la siguiente manera:

  • Etapa 1: es la transición de la vigilia al sueño, esto no debería de tomar más de 15 minutos.
  • Etapa 2: esta representa el 50% del tiempo de sueño, y es cuando el tono muscular se hace más débil.
  • Etapas 3 y 4: corresponden al sueño más profundo, en ellas aparecen las ondas delta que son lentas, y hay movimientos oculares pero son lentos.

Cuando el cuerpo se encuentra en un estado de relajación total, nuestro organismo libera una hormona conocida como la hormona del sueño que es la melatonina. Esta se libera durante la noche y es la que nos permite dormir, y mientras va amaneciendo la liberación de esta hormona va disminuyendo.

 

¿Cómo puedes saber si estás durmiendo lo suficiente?

 

El tiempo recomendando para un adulto es de 7 a 8 horas diarias de sueño. Pero esto depende de cada persona, algunos necesitan más horas que otros. Si te sientes desganado, con dificultad para concentrarte, sientes que las cosas se te olvidan y con falta de energía es porque necesitas dormir mejor o descansar más.

Durante las fases mencionadas, el cerebro almacena las imágenes, aprendizajes y experiencias. Por esta razón, si una persona está aprendiendo algo, por ejemplo; un niño en edad escolar, una persona aprendiendo un idioma, un universitario estudiando para un examen, un adulto estudiando un manual para optar a una plaza etc., su aprendizaje no será óptimo.

Igualmente, durante el sueño, el sistema inmune está realizando una intensa labor para corregir los daños o desgastes producidos durante el día, por lo que si no sucede este proceso, el cuerpo no se encuentra óptimo para comenzar un nuevo día.

Se puede decir que no tenemos una buena higiene del sueño si:

  1. Presentamos una privación del sueño, se refiere a la suspensión total del sueño por un periodo, es decir menos de 24 horas.
  2. Sufrimos de una disminución del tiempo habitual de sueño, generalmente de forma crónica.
  3. Existe fragmentación de nuestro sueño, ósea que la interrupción repetida (despertares) que afecta la continuidad del sueño.

Tal es la importancia del sueño, que si no se duerme nada, el cuerpo y la mente se ven afectados, de tal manera que, pasando excesivo tiempo, de varios días o semanas sin dormir, puede incluso llevar a la muerte del sujeto.

 

¿Qué puedes hacer para poder dormir mejor?

 

* Intenta acostarte todos los días a la misma hora. Esto ayudará a que se regule tu reloj biológico y se libere la melatonina todos los días a una hora establecida.

* Relájate antes de acostarte a dormir. Recuerda que tu cama debe de ser lo más cómoda posible.

* Procura que tu siesta sea corta.

* Utiliza el dormitorio solamente para dormir.

* Procura que tu cuarto sea lo más oscuro posible, ya que cualquier luz puede impedir la producción de melatonina.

* Evita hacer ejercicio en la noche ya que cuando haces ejercicio liberas serotonina y esto no dejará que te relajes y concilies el sueño.

* Algo esencial para dormir bien es evitar la cafeína.

* Deja a un lado cualquier aparato electrónico.

* Cena algo ligero esto te ayudará a conciliar el sueño más rápido.

* Cuando te acuestes intenta dejar a un lado tus preocupaciones.

 


La información de este artículo está basada en las siguientes referencias:

Carrillo P., Ramírez J., Katia Magaña-Vázquez. Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM. 2013; 56(11): 5-15.

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Reynolds AC, Banks S. Capítulo 6. Total sleep deprivation, chronic sleep restriction and sleep disruption. En: Kerkhof GA, & Van Dongen HPA. Human Sleep and Cognition. Prog Brain Res. 2010

Rosenwasser AM. Functional neuroanatomy of sleep and circadian rhythms. Brain Res Rev. 2009

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